los abrazos pagados

Acoges la ternura
cual ruta de seda,
priorizas mil locuras
con ansia desmedida,
acunando esfuerzos ímprobos
por salir de la penuria,
que habita en mil abrazos
de noches cercenadas.

Sola con tu rueda
de danza consabida,
paseas por la jerga
de nombres que te invitan
a un paseo en coche,
de ida que será
cubierta de reproche,
un vuelco entre las prisas
de acabar cuanto antes,
cumpliendo con el rito
de una furcía de calzada,
que reta a la noche
que no tiene almohada,
que finge cariño
cuando es abrazada,
por unas monedas
que queman su alma.

Te rindes, te quedas
solo es un abrazo,
que paga tu hambre,
que cobra tu amo,
ese que te dice
que no me desmandes,
que ese cuello pende
de su fuerza de hombre
que se siente dueño
que rie poderoso
sabiendo que ejerce
sobre ti el acoso
de una hiena tosca
de un fecundo sable.

Son miles de años
vendiendo la carne
de mujeres nulas,
que son mercancía
riendo sin ganas
ganando a la luna,
prebendas que solo
son vidas de espuma,
las que nuevamente
las harán salir,
a ganar infiernos
para subsistir.

Mujer que has llegado
envuelta en mil sueños,
te quedas vagando
por caminos yermos,
de ritos de cifras
de sueños malditos,
muriendo en la noche
sembrando el camino,
para gente nueva
que sin protestar
emulan tu sino,
con gesto fingido
de un triste destino
cubierto de estrellas
preñadas del mal.


MARIA L. BENEDICTO GIL 10-10