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lunes, 28 de marzo de 2011
domingo, 27 de marzo de 2011
lunes, 21 de marzo de 2011
domingo, 20 de marzo de 2011
El vestido de novia
sábado, 19 de marzo de 2011
miércoles, 16 de marzo de 2011
martes, 15 de marzo de 2011
domingo, 13 de marzo de 2011
miércoles, 9 de marzo de 2011
A unas vidas irrepetibles
domingo, 6 de marzo de 2011
ISABEL, la princesa de un mal cuento...
A Dolores
Dolores, mi tía Dolores, tu mujer menuda y discreta como nadie, triste porque no podías ser de otra manera, ¿o es que acaso alguien puede ser dichosa cuando el amor de su vida muere al otro lado del país, molido a golpes, por la enfermedad, por la lucha truncada por salvar el orden establecido democraticaménte?
Cuando me hablabas de él, de tu Agustín, tu rostro cambiaba, es normal que revivieras la añoranza de aquellos años, tres, solo eso, tan poco y tanto, aquellas vivencias se reflejaban en ti, ya no eras la mujer triste del resto de la vida, tus ojos brillaban y al escucharte hablar de su forma de ser, de su alegría, de su risa contagiosa, de todo lo que vivisteis, me daba perfecta cuenta del valor del amor, porque el amor tiene un valor especial cuando se impregnan en el ser y ya no se despega por mucho que corra el calendario de la vida, ya no te volviste a enamorar, ¿cómo lo ibas a hacer? Si él era tu cielo, tu dicha, tu todo, estuviste enferma cuando recibiste la carta de su desolada muerte, te comprendo tía, ¿qué corazón supera eso? mientras otros, inútiles afectos a la ignorancia trasmitida sin complejo alguno por los destellos de la larga sombra dictatorial, se reían de ti y cantaban bajo tu ventana “se quedo viuda y sin muerto” pobres, que pena de ellos, que triste, que seres más vacíos que se dedican a ahondar en la cicatriz que ya nunca se cerrara.
Recuerdo que contenta te pusiste cuando te enteraste que Agus, mi hijo se llamaba así por él, si le vieras, mamá me decía que debía ser el nombre, porque es idéntico a él, siempre de broma, a su lado no hay penas, o sea que el habito no hace al monje, pero quizá el nombre sí.
Cuando en el certamen de Cartas de Mujer que se celebra aquí en el pueblo, gane haciendo referencia a tu historia, algunas se levantaron y se fueron, todavía no habían entendido que la historia tiene eso, que vuelve, por cierto, una era la hija de quien denuncio a tu hombre, eran cosas que pasaban en los pueblos pequeños, por rencillas de vecinos, creo que él se la juro unos años, las delaciones eran el pan de cada día, que mejor que el hombre avergonzado y sancionado por su acción para llevar y traer a los nuevos jerarcas del estado, Agustín era guarda de campo y lo denuncio por robar planteles de olivo, sabes tía, ellas resarcidas durante tanto tiempo, pensaban que de aquellos hombres sin honor, seres carentes de todo, malvados ávidos de sangre, nadie iba a hacer mención, se equivocaron, la venganza es mala consejera, muy mala, recordar no es apelar a ella, es solo eso, dignificar a los muertos que solo tuvieron una fría caja de frágil madera y un numero, el 287 en el folio carcomido por los años y el descuido del registro civil pontevedrés.
La noche que te fuiste estuve contigo en ese último suspiro por quedarte en este mundo lleno de ausencia, por eso cuando dejaste de respirar sentí alivio, imagine que por fin habías alcanzado la costa gallega, recorrido las calles de La Guardia y encontrado la fosa 3, en ese momento desee creer que se produjo el encuentro, ¡Dios! lo desee con toda el alma ¿porque que son 60 años si lo que ganasteis fue la eternidad? Te quiero y siempre llevare conmigo el recuerdo de una mujer menuda y callada que fue fiel al recuerdo de su amor,
Pd, te dejo una cita de alguien especial para mí, espero que te guste y que vosotros hayáis construido esa torre en el cielo de vuestra esperanza,
Khalil Gibran “En el crepúsculo de la memoria volveremos a reunirnos, volveremos a hablar juntos, y cantaréis para mí un canto más profundo: y si vuestras manos vuelven a encontrarse en otro sueño, construiremos otra torre en el cielo”. MARÍA